Los vaticinios sobre las tecnologías llamadas a regir el devenir del mundo se han convertido en habituales de los medios. En la mayoría de ocasiones se basan en fuentes expertas, aunque están lejos de representar una ciencia exacta. Sus pronósticos se nutren de los indicios del presente, y en ese sentido resulta improbable predecir el surgimiento de una tecnología radicalmente disruptiva: aquellas capaces de generar aplicaciones completamente nuevas.
En cualquier caso, este tipo de claves siguen siendo una fórmula efectiva para resumir las tendencias predominantes en una época. Por eso las grandes multinacionales, como hizo IBM hace varias semanas, acostumbran a lanzar sus quinielas. También los principales centros ciéntíficos del mundo, como el MIT, son habituales de este tipo de prácticas; y por supuesto las consultoras tecnológicas, ansiosas por generar corrientes de opinión.
En 1964, tras su visita a la Feria Universal de Nueva York, el bioquímico de origen soviético publicó en The New York Times un artículo donde se atrevió a lanzar una serie de predicciones sobre las tecnologías que dominarían el mundo cincuenta años después
Sin embargo, no es un fenómeno nuevo. Tradicionalmente, las profecías de este tipo han sido patrimonio del esoterismo, pero en tecnología también hay ejemplos del pasado que merece la pena repasar. Uno de ellos es el de Isaac Asimov, uno de los autores de ciencia ficción más brillantes y prolíficos de todos los tiempos.
En 1964, tras su visita a la Feria Universal de Nueva York, el bioquímico de origen soviético publicó en The New York Times un artículo donde se atrevió a lanzar una serie de predicciones sobre las tecnologías que dominarían el mundo cincuenta años después. El momento de contrastar sus vaticinios ha llegado.
En algunos de sus pronósticos acertó, aunque de soslayo, proyectando hacia el futuro tecnologías de las que en su época sólo había ciertas líneas maestras. En otras erró, aunque teniendo en cuenta la filosofía que subyace en su saga Fundación, concretamente en la psicohistoria del personaje Hari Seldon, los propios vaticinios sobre el futuro son también los que tejen el presente, modificando el comportamiento de los contemporáneos de una época.
Paneles electroluminiscentes y ventanas inteligentes. Asimov describía así las luminarias de los hogares del futuro. “Techos y paredes que brillarán suavemente y en una variedad de colores que cambiarán pulsando un simple botón”. Se trata de un pronóstico ambiguo, bajo el que no hallamos ninguna aplicación relevante más allá del propio artificio de las luces.
No parece que defina el futuro, aunque es cierto que en todo tipo de establecimientos comerciales de nuestra época, incluso en el mobiliario urbano, los paneles de luz son una norma. No creemos que Asimov estuviese definiendo aquí la domótica.
En el caso de las ventanas inteligentes afina más. “El grado de opacidad del vidrio podrá alterarse automáticamente de acuerdo con la intensidad de la luz”. En el mercado ya existe una gran variedad de ventanas inteligentes, capaces de hacerse opacas o transparentes, pero la investigación llevada a cabo este mismo año por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en colaboración con el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (Icmab) va más allá: un nuevo material permitirá controlar también la radiación solar y el calor que entra en casa.
Robots sí, pero en el ámbito doméstico. “Los robots no serán comunes ni funcionarán bien en 2014, aunque ya existirán. Serán del estilo de las computadoras, muy miniaturizadas”, auguraba Asimov. En la misma línea, aseguraba que en 2014 el producto estrella de IBM sería un asistente doméstico robótico “grande, torpe y lento, pero capaz de recoger objetos, ordenar, limpiar y manipular varios electrodomésticos”.
A día de hoy, sin embargo, el robot más avanzado de IBM es muy distinto. Se llama Watson, un autómata que promete una revolución en el campo de interpretación del lenguaje humano y la resolución de problemas, con importantes aplicaciones en medicina, por ejemplo generando diagnósticos.
No obstante, sí acertó al definir que en 2014 la robótica no habría llegado al gran público más allá del ámbito doméstico, con robots de inteligencia artificial muy limitada, como los que preparan la comida, que describió a la perfección hace cincuenta años.
Las cocinas serán diseñadas de tal modo que serán capaces de preparar ‘autocomidas’, calentar agua y convertirla en café, tostar pan o preparar huevos revueltos. Los desayunos se ordenarán la noche anterior para que estén listos a una hora determinada a la mañana siguiente
“Los dispositivos seguirán aliviando a la humanidad de labores tediosas. Las cocinas serán diseñadas de tal modo que serán capaces de preparar autocomidas, calentar agua y convertirla en café, tostar pan, freír, escalfar o preparar huevos revueltos. Los desayunos se ordenarán la noche anterior para que estén listos a una hora determinada a la mañana siguiente”, escribió Asimov en 1964.
De todos modos, el escritor se contradice en su análisis. Por una parte, minimiza en su análisis el impacto de los robots, pero a la hora de imaginar el mercado laboral de 2014 no duda en afirmar que “habrá pocos trabajos rutinarios que no puedan ser realizados por alguna máquina en vez de por humanos”. Este fenómeno está ocurriendo: ya es evidente en la automatización de la industria, desde las cadenas de montaje de Apple a los robots logísticos de Amazon, los famosos Kiva.
Películas 3D y pantallas planas. Asimov menciona que las películas en 3D se exhibirán en los stands de las ferias tecnológicas de 2014, pero no se moja demasiado. Según sus pronósticos, parece una tecnología piloto. En ese sentido, el autor se quedó corto en lo que se refiere a la evolución de este tipo de contenidos audiovisuales, que en el caso de la realidad aumentada aún está por explotar, sobre todo a través del gadget de moda, las Google Glass. Incluso HP ha mostrado este año una tecnología (en el vídeo inferior) para ver la tele en 3D sin gafas.
Sin embargo, cuando habla de la televisión se acerca a la realidad de manera notable. “Las pantallas-pared habrán remplazado a nuestros aparatos; pero también habrá cubos transparentes capaces de mostrar imágenes tridimensionales”.
Las pantallas-pared habrán remplazado a nuestros aparatos; pero también habrá cubos transparentes capaces de mostrar imágenes tridimensionales
Más allá de las pantallas planas, el 3D era, hasta hace poco, el último grito en cuanto a televisión. Los fabricantes aseguraban que el futuro pasaba por ahí, aunque tras un tiempo en el mercado la tecnología no ha cuajado. El 4K, por el contrario, parece tener un futuro más prometedor, aunque en la actualidad todavía tiene muchas carencias, sobre todo en cuanto a contenidos.
Electrodomésticos inalámbricos y videoconferencias. Asimov tampoco intuyó la era de los smartphones. Cuando habla de dispositivos inalámbricos, fija su atención en los electrodomésticos, sin demasiado acierto, sobre todo en lo que se refiere a fuentes energéticas, donde no hizo ninguna alusión a fuentes limpias como la energía solar, actualmente en auge en la electrónica. “Los electrodomésticos en 2014 no tendrán cables eléctricos y obtendrán su energía de baterías de larga duración basadas en radioisótopos”.
Sin embargo, en sus quinielas sobre los sistemas de comunicación acertó de lleno, describiendo las videoconferencias del futuro. “Las comunicaciones incluirán imagen además de sonido, por lo que podrás ver y escuchar a la persona que telefonees. La pantalla no solo se usará para ver a la persona a la que has llamado sino que también te permitirá estudiar documentos y fotografías, además de permitir la lectura de libros. Habrá satélites cubriendo el espacio, lo cual hará posible comunicarse con cualquier punto de la Tierra”.
La conquista de Marte. Tampoco erró Asimov cuando hablaba de Marte. “Para 2014 habrán aterrizado en Marte naves no tripuladas, aunque ya se estará trabajando en enviar una expedición con humanos”. Aunque la NASA se ha estancado en los últimos años en la carrera espacial, principalemnte por los recortes presupuestarios -cediendo el testigo a otras potencias- el robot Curiosity es, hasta la fecha, la tentativa más ambiciosa en la misión marciana.
Desde el cinco de agosto de 2012, este robot-laboratorio recorre la geografía del planeta rojo en busca de respuestas: su labor de exploración ayudará a las agencias espaciales a planear un eventual desembarco. En ese sentido, si todo marcha según lo previsto, en septiembre de 2014 la agencia espacial de la India se convertirá en la cuarta del mundo en colocar una nave en la órbita de Marte, después de Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea.